Tema 10.2: El pensamiento crítico del docente

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Este tema introduce el pensamiento crítico docente según Stephen Brookfield y sus “cuatro lentes”, explorando cómo identificar y cuestionar los supuestos que guían nuestra práctica, analizar incidentes críticos, superar barreras personales e institucionales y desarrollar una docencia más democrática, efectiva y consciente.

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Descripción

Este tema profundiza en el pensamiento crítico docente propuesto por Stephen Brookfield, uno de los enfoques más influyentes para transformar la práctica universitaria desde una mirada deliberada, democrática y consciente. Brookfield plantea que enseñar no consiste solo en diseñar actividades o evaluar aprendizajes, sino en examinar continuamente las creencias, supuestos y decisiones que sostienen nuestra actuación en el aula. Esta perspectiva convierte la docencia en un proceso sistemático de investigación personal y colectiva orientado a mejorar la efectividad, la equidad y la experiencia educativa de todos los estudiantes.

El tema inicia explorando la premisa central del modelo: el pensamiento crítico comienza cuando el docente cuestiona sus propios supuestos. Estos supuestos —muchas veces implícitos— guían nuestras acciones, determinan nuestras interpretaciones de lo que ocurre en el aula y condicionan nuestra relación con los estudiantes. Brookfield demuestra que, al hacerlos visibles, podemos evaluar si siguen siendo útiles o si están limitando nuestra capacidad para innovar, motivar y generar ambientes democráticos de aprendizaje.

Para desarrollar esta mirada crítica, Brookfield propone los “cuatro lentes” de la reflexión docente, que constituyen una herramienta fundamental para ampliar nuestra comprensión y reducir nuestros puntos ciegos. El primero es la **autobiografía docente**, que nos invita a revisar nuestras experiencias pasadas como estudiantes y profesores para comprender cómo afectan nuestras decisiones actuales. El segundo es el **lente de los estudiantes**, que permite interpretar nuestra práctica desde quienes la viven día a día, revelando discrepancias entre intención y percepción. A través de estos dos lentes iniciales, el docente toma conciencia de cómo su historia y las voces estudiantiles abren caminos para ajustar y mejorar su práctica.

El tercer lente es la **mirada de los colegas**, que aporta un diálogo profesional crítico y solidario. Los colegas funcionan como espejos que revelan patrones que nosotros mismos no vemos, validan intuiciones, aportan alternativas y enriquecen nuestro repertorio pedagógico. El cuarto lente es la **literatura teórica**, que nos conecta con investigaciones, marcos conceptuales y prácticas innovadoras que ayudan a interpretar nuestra experiencia y fundamentar mejoras de manera rigurosa. La integración de estos cuatro lentes permite comprender la docencia como un proceso situado, complejo y siempre inacabado.

El tema continúa con un análisis profundo de los **supuestos** —el corazón del pensamiento crítico docente— y de su clasificación fundamental en tres tipos: **paradigmáticos**, **prescriptivos** y **causales**. Los supuestos paradigmáticos constituyen los más profundos y, a menudo, hegemónicos: se presentan como “sentido común” y rara vez se cuestionan, pero determinan cómo entendemos el aprendizaje, la autoridad, la participación o la evaluación. Los supuestos prescriptivos definen cómo creemos que deben actuar docentes y estudiantes, mientras que los supuestos causales explican qué creemos que origina ciertos comportamientos académicos. Reconocer esta tipología permite desmontar ideas limitantes y generar cambios pedagógicos significativos.

Posteriormente, se abordan las **estrategias para transformar los supuestos** en prácticas docentes más reflexivas, justas y efectivas. Una herramienta clave es el **diario reflexivo**, que permite documentar decisiones, emociones, dudas e interpretaciones de lo ocurrido en el aula para luego analizarlas críticamente. También se explora el análisis de **incidentes críticos**, entendidos como momentos de sorpresa, tensión o éxito inesperado que iluminan supuestos ocultos y ofrecen oportunidades privilegiadas para reorientar nuestra práctica. El análisis sistemático de estos incidentes transforma situaciones cotidianas en poderosas fuentes de aprendizaje profesional.

El tema reconoce que el pensamiento crítico docente no es un proceso sencillo. Existen **barreras personales**, como la vulnerabilidad emocional, el temor a equivocarse o el síndrome del impostor, así como **barreras institucionales**, relacionadas con la cultura organizacional, la falta de apoyo o las demandas administrativas. Sin embargo, también se destacan los beneficios profundos de este enfoque: mayor satisfacción profesional, una docencia más auténtica, una toma de decisiones más consciente y un sentido renovado de agencia pedagógica.

La reflexión crítica tiene además una dimensión social y ética. Brookfield sostiene que pensar críticamente es también cuestionar las dinámicas de poder en el aula, promover relaciones más horizontales y construir espacios de participación donde todas las voces —especialmente las menos escuchadas— puedan expresarse. De esta manera, el pensamiento crítico docente se convierte en un puente entre el desarrollo profesional individual y la construcción de aulas inclusivas y democráticas.

El tema concluye mostrando que el pensamiento crítico, lejos de ser un ejercicio intelectual aislado, es un proceso profundamente humano que integra emociones, experiencias, relaciones y conocimientos. Su práctica constante permite que el docente universitario se convierta en un agente de cambio, capaz de revisar, reinterpretar y reconstruir su quehacer pedagógico para responder con mayor sensibilidad y efectividad a los desafíos complejos de la educación superior contemporánea.